Cuando la cigüeña sobrevolaba,
se paro en el hospital de la Paz,
y con ese nombre tan bonito,
me entrego a una mama.
Yo la mire con ojos melosos,
y como mama oso,
me cogió,
con brazos mimosos.
Me canto una nana,
pare de llorar,
me dedico un sonrisa,
digna de mamas.
Y ahora crecidita,
y pensando mucho en ti,
esta poesía,
te la voy a dedicar.
--Dedicada a mi madre--
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
que bonita poesía a una madre, todas nos merecemos una así, enhorabuena por cual poesía merece, un saludo
ResponderEliminarLaura de sendadefieltros